¿Por qué este nombre? ¿Por qué este logo?
La vida es una línea.
Empieza en un punto que pudo haber sido cualquiera, pero que una vez lanzado ya es definitivo. Debes empezar a definir tu línea: recta, terca y decidida; o curva y voluble; o temblorosa, rizada, e insegura. Y lo primero que ves es que tu línea es producto de la lucha entre lo que te gustaría hacer y lo que te frena, entre lo que buscas y lo que obtienes.
Se suele decir que la vida da muchas vueltas, y es cierto. A menudo cruzas por el mismo punto, aunque parece distinto, y sales disparado buscando nuevas formas, intentando que todo adquiera cierto sentido, incluso belleza. O, más modestamente, sólo un poco de dignidad.
En cierto momento ya has aprendido que sólo algunas veces estarás arriba, pero no pienses en ello demasiado, porque sólo cuando vuelvas a estar abajo tendrás la perspectiva para contemplar hasta dónde llegaste.
Y ese trazo hacia abajo, que se hace tan de golpe, de un casi inesperado gesto, puedes llamarlo caída, o crisis, o enfermedad, o abandono. Preferimos no lamentarnos de haberlo trazado, porque nos enseña a cada uno lo que realmente merece la pena.
La línea ha de llegar al extremo opuesto a su nacimiento.
Levantamos el lápiz del papel y miramos el camino recorrido.
Si lo hemos hecho bien, el recorrido formará un todo y encontraremos, mirando desde arriba, un sentido.